Una
joven bibliotecaria preguntó a su profesor de biblioteconomía por qué
los bibliotecarios, gente de letras en general, habían escogido un
sistema numérico –la clasificación decimal universal- para organizar
los fondos de las bibliotecas en muchos países del mundo.
El
profesor contestó: Es cierto, querida alumna, que se usan cifras para
indicar las distintas materias que tratan los libros; pero eso no
quiere decir que el sistema sea “de ciencias”. Por el contrario, es
profundamente humano y tiene mucha relación con la historia de la
humanidad, como vas a ver:
Al
principio no había nada. En vez del mundo que hoy conocemos, había una
especie de masa sin forma. Eso corresponde en el sistema decimal
universal al número 0, en el que se ordenan las generalidades, es
decir, la masa informe, lo que no cabe en otros números, el “cajón de
sastre”.
Enseguida
algo se puso en movimiento, una especie de pensamiento universal…y los
principios de la humanidad empezaron a organizarse. A este momento
corresponde el 1, que agrupa la filosofía, la ética, la lógica, la
psicología,… es el momento en el que el hombre empieza a destacar como
ser racional, diferente de los animales.
Este
animal racional siente la necesidad de un ser superior que haya creado
todas las cosas. Para esto entra en funcionamiento el 2 en el sistema
decimal universal, que trata de Dios, de las religiones y de las
creencias.
Una
vez resueltos esos dos puntos, el pensamiento racional y el sentimiento
religioso, el hombre necesita organizarse y aparece el 3, que engloba
las ciencias sociales: el derecho, la educación, la sociología,…todas
las disciplinas que ayudan al hombre a vivir en sociedad.
La
siguiente novedad es el lenguaje. Unos seres que viven en sociedad
tienen que buscar un mecanismo para comunicarse, para esto la C.D.U.
adopta el 4, que contiene lenguas, gramáticas, léxicos,
diccionarios,…Sin embargo, este número fue modificado y, hoy, salvo
Cataluña, que sí usa el 4, la lengua está clasificada en el 80.
Ya
con la importante herramienta de la lengua, el hombre empieza a
investigar. Creo que primero las ciencias puras: matemáticas, física,
química,…que componen el 5.
Luego
aplica esas ciencias creando la medicina, la ingeniería, la
agricultura,…que la C.D.U. incluye en el 6.
El
siguiente paso del hombre es hacia las artes: arquitectura, pintura,
música,…que lógicamente nacen cuando las necesidades fundamentales
están cubiertas, para lo que se crea el número 7.
Con
el mundo creado y bien organizado, el hombre empieza a imaginar otras
realidades y a evadirse a través de las palabras, dando lugar a otro
arte: la literatura, para el que la clasificación decimal universal
dedica, en exclusiva, el número 8 y en él se abarcan las creaciones
literarias de todos los tiempos.
El
final no puede ser otro que el de escribir la propia historia. El
hombre ha organizado el mundo que le rodea, incluso ha fabulado mundos
paralelos. Ahora tiene que dejar constancia de todo lo que ha hecho, de
lo que ha viajado, de lo que ha descubierto. La C.D.U., para esta fase,
tiene el 9. En él están comprendidas la geografía y la historia.
Aquí
acabó la exposición del viejo profesor.
La
bibliotecaria quedó impresionada por la explicación y ya nunca más
pensó en la C.D.U. como un sistema “de ciencias”. Le quedó claro que en
ese sistema se contemplan todas las facetas humanas.